“NO HAY ARTE APOLÍTICO”
Bruno Portuguez nació en Chorrillos en 1956, Lima. Realizó estudios de dibujo y pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima. Se ubica en la corriente realista y expone su trabajo desde 1987 a nivel nacional e internacional. La revista Resplandores conversa con él para así contribuir al esclarecimiento, difusión y desarrollo del arte popular, arte de y para nuestro pueblo, además de buscar comprender, cómo y por qué tiene vital trascendencia la creación artística popular en la sociedad actual.
¿Cómo llega usted al arte? ¿Cómo surge su vocación por el arte, específicamente por la pintura?
BP: Hay dos posibilidades que he venido manejando. La prime-ra, a través de mi madre. Ella dibujaba desde muy niña, pero no tuvo recursos; vivió en el campo de la parte de Cañete, y creo que ella me trasmitió un poco esta vocación. Y la otra vertiente surge a raíz de la llegada del maestro Núñez Ureta, el arequipeño muralista, el gran acuarelista. Él viene a Chorrillos en los años 60 y dibuja a un niño “X” en una guardería de niños de pescadores. Pasan 26 años y ese niño, sin saber ambos la vida de uno y otro, ese niño se había hecho pintor y había egresado de Bellas Artes, y se encuentran. Creo que mientras él me dibujaba cuando tenía 4 años, porque el niño era yo, me dejaba algo en mi subconsciente y eso habrá revertido después.
¿Podría explicarnos cómo se da el proceso de esclarecimiento en la formación de un artista? ¿Qué factores influyen en la toma de la posición política, ya que en pintura existen corrientes que responden a posiciones políticas, una de explotadores y otra de explotados?
BP: Lo más contundente es la realidad, no solamente en la pintura, sino en el arte en general, y sobre todo en el arte popular. Yo creo que lo más significativo es la vivencia del pintor, y lo que va viendo a través de su vida, va re-sumiendo y eso es lo que le da una posibilidad, una visión amplia de lo que es la vida. De ahí va tomando con-ciencia, acercándose a una determinada posición.
¿Usted cree que se puede separar arte de política o que el arte pueda existir independientemente de una posición de clase?
BP: Hace tiempo García Lorca decía que en su época, el año 35, 36, ya nadie creía en esa zarandaja del arte por el arte. Yo creo que a estas alturas, pues, dividir el arte político del no político es un interés que tiene la gran burguesía, el imperialismo, de solamente encaminar al pintor o al artista a un camino de un arte elitizado; no hay arte apolítico. Los que no hacen política en arte lo están haciendo sin saberlo; o sabiendo, de una u otra manera están imbuidos en lo político.
¿Qué concepto tiene sobre cultura popular, lo popular y artista popular?
BP: Más que concepto, la cuestión es vivencial. Uno puede manejar esos conceptos, pero la práctica es lo que determinará si es artista popular o utiliza el término nada más que para llegar a cierto sector, cierta masa. Yo creo que el pintor popular debe demostrar en la práctica si es un artista popular o un trabajador del arte.
¿A quién corresponde su obra?, ¿a quién está dirigida?
BP: Tendríamos que tomar una frase de Martí, que decía algo así como “por los pobres quiero yo mi suerte echar”; es hermosa y nosotros debemos hacerla nuestra. No creo que haya mayor hermosura en el mundo, mayor riqueza que ser acogido por el pueblo, que es lo principal.
¿Cómo ve el proceso de resistencia cultural andina y qué hechos concretos ha podido observar?
BP: El proceso de resistencia cultural andina llega hasta nuestros días, de lo contrario no ha-bría manifestaciones culturales que estén ligadas a los sectores del ande. No estaríamos asistiendo o pintando o escuchando temas que José María Arguedas ha difundido o de determinado pueblo de los andes si no hubiera una verdadera, real resistencia andina. La resistencia cultural y la vigencia de la cultura andina se demuestran en cada momento. Por más de 500 años el pueblo andino viene resistiendo. El pueblo peruano es parte de la resistencia cultural que se da en el mundo. Yo creo que se ha dado, se está dando y seguirá este proceso de luchas populares; parte de esas luchas somos nosotros.
¿Qué entiende por realismo en pintura?
BP: Para mí, el realismo, más que un concepto, es una forma de vida, es una forma de sentir, una forma de tomar posición ante la vida; eso es para mí el realismo. Observo la realidad, el mundo en que vivo, donde tratamos de captar lo mejor que se pueda, y no como un espejo o un simple reflejo, sino poniendo a eso el cariño, la ternura, una fuerza, que nos da el mismo pueblo y agregándole eso con el color que sea debido.
¿Qué nos puede decir acerca de la corriente realista o arte proletario en nuestro país? ¿Cuáles son sus antecedentes, cómo se inicia, cómo es su desarrollo y cuál serían sus perspectivas?
BP: Anteriormente conversamos sobre eso. El realismo viene siendo atacado desde hace mucho tiempo, pero también muchos cultores lo vienen tomando, muchos pintores y de mucha calidad. Hemos hablado de Humareda, de Sérvulo (impresionista, pero realista), el maestro Núñez Ureta (gran defensor del realismo socialista). Guzmán Manzaneda, ya fallecido, huancaíno extraordinario, poderoso en su pintura. No podemos olvidar la maestría de Ángel Chávez; este artista pintaba mucho el norte. Ahora quedan dos exponentes de avanzada edad: el maestro Azabache, en Trujillo, que pinta su campiña Moche y lo hace con un cariño extraordinario, y el maestro Andrés Zevallos, en Cajamarca, quienes ya están alrededor de los 90 años. Pero en estos últimos años veo con gran alegría que aparte de Pancho Izquierdo, que es el maestro más cercano que tenemos aparte de ellos, se está formando una corriente de muchos jóvenes y con mucho talento. Estamos hablando de jóvenes de 20, 30, 35 años, y ya no se da un caso aislado esporádicamente, estamos hablando de grupos de gente de 15, 20, 30 pintores, cada uno con sus técnicas, con sus temas, con sus vivencias, cercanos al realismo todos, pero con un profundo respeto a nuestro pueblo.
¿Podría decirnos en qué consiste el aporte de Pancho Izquierdo, pues sabemos que usted es muy cercano a él, y cómo ha influido en su formación artística?
BP: Tuve la suerte de ser alumno de Pancho, el año 1974, en la Escuela de Bellas Artes. Él era un profesor de dibujo y de ahí tuvimos una gran amistad. Antes hablábamos sobre lo que era el realismo que se daba en los pintores después del indigenismo. El indigenismo fue un movimiento con adherentes, no fue Sabogal solo, sino que estuvieron Camilo Blas, Vinatea, Julia Codesido, Camino Brent, Julia Navarrete, Cota Carvallo, en fin, muchos cultores. Pero ¿qué pasa? Desde ahí, hasta los años 70, 80, no se ha visto seguidores en grupos, solo se ha visto grandes pintores en forma aislada. ¿Y qué pasa con Izquierdo? Pancho aparece en los años 60, y es el único que mantiene el acercamiento al arte popular, el único de su generación. Y él estaba solo, batallando, prácticamente, contra esa corriente abstracta del arte moderno, oficial, hasta que nosotros nos hemos unido a esa gran causa del arte realista. Pero él fue y es muy significativo para nosotros porque es el eje, el eslabón, el puente, la unión, entre él y los otros pintores y el indigenismo, y bueno, cada uno está aportando lo suyo y quisiéramos formar un movimiento para dar el segundo paso que desde la época de Sabogal no se da. Él da el primer paso y fue considerado por Mariátegui como el primer pintor peruano. Entonces, es necesario unir fuerzas y dar ese segundo paso. Izquierdo nos ha enseñado muchas cosas, le debemos muchas cosas. Él es un maestro para nosotros, aparte de que le tenemos un gran cariño y respeto.
¿Qué características técnicas tiene la corriente realista? Me refiero al color que usa, el pincelado que le da… Empastado lo llama usted.
BP: La primera característica principal es la representación del elemento humano. Porque pueden ser pintores realistas que hacen bodegones, paisajes y para suerte los pintores que conocemos utilizan como temática al elemento humano. En todas sus manifestaciones. Sobre todo al trabajador, ya sea andino, costeño o selvático. Esa sería la primera característica. En cuanto a la técnica, sí se está dando un empuje hacia el color muy fuerte, hacia la pincelada muy enérgica, muy empastada, y al dibujo que ya no es el dibujo europeizante que antes teníamos, sino un dibujo más americanista o peruano, porque nuestra realidad es esa. Nuestra geografía, que influye mucho en nosotros, es agreste; no es como los alpes europeos. Nuestra vertiente andina es muy poderosa. Eso influye, directa o indirectamente; entonces, técnicamente nos abocamos más a eso: a hacer una pintura peruana y utilizando elementos o técnicas más locales.
Pasando a otro tema, ¿qué aprendizaje ha tenido de César Vallejo, José María Arguedas, José Carlos Mariátegui, Oquendo de Amat…?
BP: Que son hombres de mucha conciencia, hombres de mucha sensibilidad. Aparte de tener talento extraordinario. Del caso de Vallejo, de Oquendo de Amat, Arguedas, Mariátegui, y otros, lo más sustancial es la vivencia que han tenido. Han formado no sola-mente artistas, sino hombres de pensamiento, hombres de acción. Eso es lo más importante y para nosotros su vida es un ejemplo a seguir, a imitar.
La situación crítica en los ámbitos político, económico y social que viene afrontando nuestro país sucede porque todas las medidas o acciones se toman pensando en grupos minúsculos que se enriquecen a costa de la pobreza y sufrimiento de las mayorías, ¿Qué opina al respecto?
BP: Toda la mala situación económica, todo está simple-mente para favorecer a unos cuantos. Los planes de gobierno, sea cualquiera que fuera su partido o posición, todo está en base a acaparar riqueza para unos cuantos, en desmedro de la gran masa que es el pueblo. Se ve una explotación, una miseria cada vez más aguda.
¿Qué piensa de la pintura o arte abstracto?
BP: Lo llamamos el arte oficial, el arte moderno, evasivo, es lo que quiere el imperialismo, quiere que el pintor viva en una torre de marfil, en su mundo, en su ego. Y hay algunos buenos pintores que aceptan eso. No todo lo abstracto es malo técnicamente. A veces uno por ser sectario y decir que el arte abstracto es malo. No es malo -técnicamente-, kandinsky tiene una técnica muy buena, es considerado maestro mundial. Szyszlo y Tilsa Tsuchiya son pintores abstractos locales. El arte abstracto es de una élite, de pintores que se dedican exclusivamente a una cuestión de provecho muy particular, muy propio. Y su visión, casualmente, es “chata” porque no amplían su horizonte. Técnicamente, como digo, hay pintores que son rescatables, pero también hay pintores malos que siguen solamente la corriente. Y nosotros de eso rescatamos solamente la cuestión técnica, pero no nos interesa lo que ellos pintan. A nosotros nos pueden servir ciertos elementos que ellos utilizan, el color, cierta forma tal vez, pero es mínimo. Más nos interesa un Rembrandt, un Van Gogh, un Miguel Ángel.
¿Qué opinión le merecen los artistas oportunistas que trafican con el arte?
BP: De eso hay bastante en el mercado, porque el arte en nuestro país se ha hecho mercado, y el pintor tiene que hacerse como un empresario para vender su producto y buscar a alguien para que se lo financie. Puede hacer publicidad, bienvenida sea; hay pintores que trafican con eso. Y son los que generalmente llenan las galerías comerciales, todos los medios de publicidad, periódicos, radios, televisión, etcétera.
Esa situación de los artistas que llamamos oportunistas, ¿a qué factores se debe? ¿Ellos se dejan llevar por la corriente, básicamente por el aspecto económico o por una falta de formación teórica popular?
BP: Yo creo que ambas cosas, porque la burguesía como tal, ya lo decían desde hace tiempo, tiene sus encantos, entonces la gran mayoría de los artistas en este medio se dejan absorber por ese encanto. ¿Qué tipo de encanto? Primeramente la publicidad: el artista tiene la posibilidad de salir en todos los periódicos, las revistas, la televisión, etcétera. Las becas: son los que ganan los premios y son los que tienen las mejores galerías y compradores. Entonces es fácil para un pintor que haya nacido en el seno del pueblo optar por eso porque es lo más fácil. Y eso le va a dar una oportunidad de tener un carro moderno, una buena casa, un departamento, viajes al exterior, y ser considerado un “verdadero” artista. Eso es parte de las opciones del pintor, que se deja absorber.
Dada la temática de sus pinturas, más adelante, ¿no se animaría a hacer murales, como Diego Rivera, por ejemplo?
BP: Hemos tenido oportunidad de hacer murales, hemos hecho murales. Nosotros quisiéramos hacer murales, en las universidades, en fábricas. Lo he hecho en fábricas y en algunas universidades. Y como parte de mi trabajo, hice un mural en el Rímac, en la asociación Don Bosco, pero eso fue por una cuestión más que todo económica. Pero lo que hace falta acá es el incentivo. En México se dio la gran revolución pictórica, muralista, con tres grandes maestros: Diego Rivera, Siqueiros y Orozco, porque había un gobierno que tuvo un ministro Vasconcelos, que se interesó por el arte, amante de la cultura de su pueblo y dio oportunidad a estos pintores y a otros muchos para que vayan a conocer a su pue-blo y vengan. Y determinó que cada edificio público tuviera una pared para hacer murales, entonces, los pintores de esa época tuvieron posibilidad de hacerlo porque se les pagaba algo, se les daba los materiales y todavía un incentivo. Acá en nuestro país no tenemos ninguna de esas tres posibilidades. Porque no nos dan incentivos, no hay paredes, y aparte ¿quién nos va a costear los pasajes para viajar dentro del país? Lo hacemos a nivel personal, en grupo, muy escasamente, y ojalá se pudiera dar mucho más.
Fuera de esta entrevista nos manifestó que tenía sus obras afianzadas en la corriente realista, pero siempre vemos algo que ya pasó, algo real. ¿No cree que podría pintar las aspiraciones actuales de las clases desposeídas o de transmitir que los objetivos comunes y colectivos son alcanzables y motivar al pueblo, para que con decisión se lance a alcanzar ello?
BP: El pintor tiene esa gran obligación de transmitir esos anhelos, y creo que sí hay una gran tarea que nos tocó a todos nosotros como pintores: intuir la marcha del pueblo, intuir hacia dónde va; hasta cierta medida, buscar las alternativas que pueda tomar el pueblo. Es una gran tarea y nosotros vamos a ir asumiendo esto en los años que vienen.
¿Dentro de la forma de expresarse ha utilizado la sátira? Si no, ¿Piensa hacerlo y por qué lo haría?
BP: Pienso hacerlo, no lo he hecho, no soy un caricaturista, no soy un pintor que utiliza la sátira, pero sí esta dentro de mis planes en este año y en los años que vienen. Satirizar como una denuncia de todo: la corrupción tanto a nivel judicial, tanto a nivel congresal, etcétera, y también toda la burocracia que hay.
¿Es cierto que el trauma de nuestra identidad es un complejo de inferioridad que cargamos sobre nuestras espaldas, un complejo de inferioridad y servilismo que cargamos desde 1532?
BP: No estoy de acuerdo con eso del complejo de inferioridad, lo que existe realmente es producto del sistema en que vivimos y donde no se da posibilidades al verdadero hombre del pueblo para que pueda desarrollarse. Yo creo que es eso, la falta de oportunidades, falta de espacios, falta de muchas cosas. Porque si uno ve en la realidad, casos de hijos de campesinos, que son sacados de muy pequeños, y son criados con más posibilidades, los niños vuelcan todo su temperamento, su sensibilidad y, sobre todo, su inteligencia y desarrollan más esta inteligencia con capacidad de realizar muchas cosas. Sólo que a la gran mayoría les falta oportunidades. Y ahí está el caso de Vallejo, o Mariátegui, que no tuvieron educación académica. Entonces, es cuestión de oportunidades para alcanzar ese desarrollo. Y no es de complejos, sino de falta de oportunidades.
Quisiera que usted nos hiciera una reflexión sobre una cita de José Carlos Mariátegui. Dice: "La burguesía es fuerte y opresora no sólo porque detenta el capital sino porque también detenta la cultura. La cultura es el mayor gendarme del viejo régimen". Ahí hay un desafío a los intelectuales progresistas de hacer una brega ideológica, de formarse y combatir toda esta justificación que es la historia del Perú. ¿Qué reflexión le merece todo esto?
BP: Eso es lo que hablamos sobre que a nuestro pueblo se le dé cultura, posibilidades, para educarse, ser más culto, ya que un pueblo culto es libre de pensar, de accionar. Y JCM tiene razón cuando dice que el poder de la burguesía no solamente radica en la cuestión económica, sino también en lo cultural, y parte de eso son los pinto-res abstractos que tienen todas las posibilidades para seguir exponiendo, mientras que a un pintor popular no se le da, o son poquísimas las tribunas que le dan para exponer. Nosotros tenemos que buscar mucho para exponer nuestra pintura tanto en galerías, en medios periodísticos, como en otros sitios. Pero poco a poco estamos abriendo espacios y queremos abrir espacios todo lo que sea posible.
Dentro de la mal llamada globalización, que en realidad es imperialismo, hay quienes afirman que el artista popular debe proyectarse en esa dirección para no ser desfasado. ¿Qué opina al respecto?
BP: Es una lucha continua que se da, ya que si uno es consciente de lo que sucede en nuestro medio, yo creo que no hay ni vuelta que darle, solo queda luchar en contra de eso; si no, ¿dónde está nuestro ideal, nuestra actitud? De lo contrario, caeríamos en un oportunismo estúpido.
Hemos observado en sus cuadros las figuras de José María Arguedas, de Vallejo. ¿Por qué suele dibujarlos a ellos? ¿Por qué no más a sus ideas, a las propuestas, a los planteamientos que ellos nos han dado?
BP: Como lo dije hace un rato, hay que hacerlo. Nosotros empezamos a retomar esto después de mucho tiempo, anteriormente muy poco se ha pintado a Arguedas, a José Carlos Mariátegui, no creo que haya un óleo del poeta Gonzalo Rose o el poeta Carlos Oquendo de Amat o algunos de Vallejo, que son escasísimos. Entonces nosotros estamos retomando esa tarea muy ardua y creo que ahora ya existen más de 10 versiones, 10 pinturas de JCM, igual de Arguedas, ya los pintores se están atreviendo a hacerlo. Algunos, en imágenes solamente, otros tal vez en su pensamiento, pero sigue existiendo el reto y tenemos que cumplirlo.
La justicia y el bienestar para todos es imposible de alcanzar en el actual sistema económico político, habría que alcanzar una nueva organización económica que responda justamente a los sectores populares. ¿Cómo ve esta situación?
BP: El logro de nuestro pueblo es en la medida en que políticamente empiece a madurar, comience a manejar sus propias fuerzas. Porque no olvidemos que la cultura solamente es parte de la superestructura; entonces, si hay un movimiento estructural, esto se va a revertir. Entonces, si nuestro pueblo toma conciencia, o en la medida en que vaya tomando conciencia, vaya avanzando políticamente, entonces la cultura puede ir también avanzando y dando planteamientos para ese avance.
Para que nos especifique, ¿cuál es el contexto socioeconómico en el que se desenvuelve, cuáles son las trabas que encuentra como artista popular?
BP: Lo hemos conversado y creo que como pintores no asociados, no tenemos ningún tipo de sindicato ni ninguna institución, somos trabaja-dores independientes. En cuanto a las trabas, las que pone el sistema a un pintor popular, a un trabajador del arte.
Como artista popular, ¿qué mensaje le daría a los jóvenes que van a leer sus declaraciones?
BP: Me gustaría que vean los trabajos que venimos haciendo. El mensaje es que observen su mundo, de dónde son ellos, su alrededor, su realidad, y a partir de ahí edifiquen su pintura o el arte que quieran hacer. Pero primero que tomen conciencia de lo que ellos son y después que estudien mucho porque el pintor debe abarcar todas las capacidades, todo lo que sea posible en cuanto a cultura.
Una última pregunta. ¿Cuál es la intención de su obra? ¿Educar, denunciar, guiar, transmitir sus ideas, de un colectivo, en específico? ¿Cuál es la intención que usted se ha propuesto como artista popular?
BP: Un objetivo concreto es el cariño que uno tiene a nuestro pueblo, la identificación. De ahí viene si es denuncia, si es afirmación, si es también lucha; es el objetivo principal.
Le agradecemos por la entrevista y saludamos el trabajo que realiza.
BP: Gracias a ustedes por la posibilidad que me dan de llegar a otros sectores del pueblo a través de las páginas de Resplandores. Tener el coraje de llegar a ser algún día un verdadero pintor popular, es mi mayor deseo.
Bruno Portuguez nació en Chorrillos en 1956, Lima. Realizó estudios de dibujo y pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima. Se ubica en la corriente realista y expone su trabajo desde 1987 a nivel nacional e internacional. La revista Resplandores conversa con él para así contribuir al esclarecimiento, difusión y desarrollo del arte popular, arte de y para nuestro pueblo, además de buscar comprender, cómo y por qué tiene vital trascendencia la creación artística popular en la sociedad actual.
¿Cómo llega usted al arte? ¿Cómo surge su vocación por el arte, específicamente por la pintura?
BP: Hay dos posibilidades que he venido manejando. La prime-ra, a través de mi madre. Ella dibujaba desde muy niña, pero no tuvo recursos; vivió en el campo de la parte de Cañete, y creo que ella me trasmitió un poco esta vocación. Y la otra vertiente surge a raíz de la llegada del maestro Núñez Ureta, el arequipeño muralista, el gran acuarelista. Él viene a Chorrillos en los años 60 y dibuja a un niño “X” en una guardería de niños de pescadores. Pasan 26 años y ese niño, sin saber ambos la vida de uno y otro, ese niño se había hecho pintor y había egresado de Bellas Artes, y se encuentran. Creo que mientras él me dibujaba cuando tenía 4 años, porque el niño era yo, me dejaba algo en mi subconsciente y eso habrá revertido después.
¿Podría explicarnos cómo se da el proceso de esclarecimiento en la formación de un artista? ¿Qué factores influyen en la toma de la posición política, ya que en pintura existen corrientes que responden a posiciones políticas, una de explotadores y otra de explotados?
BP: Lo más contundente es la realidad, no solamente en la pintura, sino en el arte en general, y sobre todo en el arte popular. Yo creo que lo más significativo es la vivencia del pintor, y lo que va viendo a través de su vida, va re-sumiendo y eso es lo que le da una posibilidad, una visión amplia de lo que es la vida. De ahí va tomando con-ciencia, acercándose a una determinada posición.
¿Usted cree que se puede separar arte de política o que el arte pueda existir independientemente de una posición de clase?
BP: Hace tiempo García Lorca decía que en su época, el año 35, 36, ya nadie creía en esa zarandaja del arte por el arte. Yo creo que a estas alturas, pues, dividir el arte político del no político es un interés que tiene la gran burguesía, el imperialismo, de solamente encaminar al pintor o al artista a un camino de un arte elitizado; no hay arte apolítico. Los que no hacen política en arte lo están haciendo sin saberlo; o sabiendo, de una u otra manera están imbuidos en lo político.
¿Qué concepto tiene sobre cultura popular, lo popular y artista popular?
BP: Más que concepto, la cuestión es vivencial. Uno puede manejar esos conceptos, pero la práctica es lo que determinará si es artista popular o utiliza el término nada más que para llegar a cierto sector, cierta masa. Yo creo que el pintor popular debe demostrar en la práctica si es un artista popular o un trabajador del arte.
¿A quién corresponde su obra?, ¿a quién está dirigida?
BP: Tendríamos que tomar una frase de Martí, que decía algo así como “por los pobres quiero yo mi suerte echar”; es hermosa y nosotros debemos hacerla nuestra. No creo que haya mayor hermosura en el mundo, mayor riqueza que ser acogido por el pueblo, que es lo principal.
¿Cómo ve el proceso de resistencia cultural andina y qué hechos concretos ha podido observar?
BP: El proceso de resistencia cultural andina llega hasta nuestros días, de lo contrario no ha-bría manifestaciones culturales que estén ligadas a los sectores del ande. No estaríamos asistiendo o pintando o escuchando temas que José María Arguedas ha difundido o de determinado pueblo de los andes si no hubiera una verdadera, real resistencia andina. La resistencia cultural y la vigencia de la cultura andina se demuestran en cada momento. Por más de 500 años el pueblo andino viene resistiendo. El pueblo peruano es parte de la resistencia cultural que se da en el mundo. Yo creo que se ha dado, se está dando y seguirá este proceso de luchas populares; parte de esas luchas somos nosotros.
¿Qué entiende por realismo en pintura?
BP: Para mí, el realismo, más que un concepto, es una forma de vida, es una forma de sentir, una forma de tomar posición ante la vida; eso es para mí el realismo. Observo la realidad, el mundo en que vivo, donde tratamos de captar lo mejor que se pueda, y no como un espejo o un simple reflejo, sino poniendo a eso el cariño, la ternura, una fuerza, que nos da el mismo pueblo y agregándole eso con el color que sea debido.
¿Qué nos puede decir acerca de la corriente realista o arte proletario en nuestro país? ¿Cuáles son sus antecedentes, cómo se inicia, cómo es su desarrollo y cuál serían sus perspectivas?
BP: Anteriormente conversamos sobre eso. El realismo viene siendo atacado desde hace mucho tiempo, pero también muchos cultores lo vienen tomando, muchos pintores y de mucha calidad. Hemos hablado de Humareda, de Sérvulo (impresionista, pero realista), el maestro Núñez Ureta (gran defensor del realismo socialista). Guzmán Manzaneda, ya fallecido, huancaíno extraordinario, poderoso en su pintura. No podemos olvidar la maestría de Ángel Chávez; este artista pintaba mucho el norte. Ahora quedan dos exponentes de avanzada edad: el maestro Azabache, en Trujillo, que pinta su campiña Moche y lo hace con un cariño extraordinario, y el maestro Andrés Zevallos, en Cajamarca, quienes ya están alrededor de los 90 años. Pero en estos últimos años veo con gran alegría que aparte de Pancho Izquierdo, que es el maestro más cercano que tenemos aparte de ellos, se está formando una corriente de muchos jóvenes y con mucho talento. Estamos hablando de jóvenes de 20, 30, 35 años, y ya no se da un caso aislado esporádicamente, estamos hablando de grupos de gente de 15, 20, 30 pintores, cada uno con sus técnicas, con sus temas, con sus vivencias, cercanos al realismo todos, pero con un profundo respeto a nuestro pueblo.
¿Podría decirnos en qué consiste el aporte de Pancho Izquierdo, pues sabemos que usted es muy cercano a él, y cómo ha influido en su formación artística?
BP: Tuve la suerte de ser alumno de Pancho, el año 1974, en la Escuela de Bellas Artes. Él era un profesor de dibujo y de ahí tuvimos una gran amistad. Antes hablábamos sobre lo que era el realismo que se daba en los pintores después del indigenismo. El indigenismo fue un movimiento con adherentes, no fue Sabogal solo, sino que estuvieron Camilo Blas, Vinatea, Julia Codesido, Camino Brent, Julia Navarrete, Cota Carvallo, en fin, muchos cultores. Pero ¿qué pasa? Desde ahí, hasta los años 70, 80, no se ha visto seguidores en grupos, solo se ha visto grandes pintores en forma aislada. ¿Y qué pasa con Izquierdo? Pancho aparece en los años 60, y es el único que mantiene el acercamiento al arte popular, el único de su generación. Y él estaba solo, batallando, prácticamente, contra esa corriente abstracta del arte moderno, oficial, hasta que nosotros nos hemos unido a esa gran causa del arte realista. Pero él fue y es muy significativo para nosotros porque es el eje, el eslabón, el puente, la unión, entre él y los otros pintores y el indigenismo, y bueno, cada uno está aportando lo suyo y quisiéramos formar un movimiento para dar el segundo paso que desde la época de Sabogal no se da. Él da el primer paso y fue considerado por Mariátegui como el primer pintor peruano. Entonces, es necesario unir fuerzas y dar ese segundo paso. Izquierdo nos ha enseñado muchas cosas, le debemos muchas cosas. Él es un maestro para nosotros, aparte de que le tenemos un gran cariño y respeto.
¿Qué características técnicas tiene la corriente realista? Me refiero al color que usa, el pincelado que le da… Empastado lo llama usted.
BP: La primera característica principal es la representación del elemento humano. Porque pueden ser pintores realistas que hacen bodegones, paisajes y para suerte los pintores que conocemos utilizan como temática al elemento humano. En todas sus manifestaciones. Sobre todo al trabajador, ya sea andino, costeño o selvático. Esa sería la primera característica. En cuanto a la técnica, sí se está dando un empuje hacia el color muy fuerte, hacia la pincelada muy enérgica, muy empastada, y al dibujo que ya no es el dibujo europeizante que antes teníamos, sino un dibujo más americanista o peruano, porque nuestra realidad es esa. Nuestra geografía, que influye mucho en nosotros, es agreste; no es como los alpes europeos. Nuestra vertiente andina es muy poderosa. Eso influye, directa o indirectamente; entonces, técnicamente nos abocamos más a eso: a hacer una pintura peruana y utilizando elementos o técnicas más locales.
Pasando a otro tema, ¿qué aprendizaje ha tenido de César Vallejo, José María Arguedas, José Carlos Mariátegui, Oquendo de Amat…?
BP: Que son hombres de mucha conciencia, hombres de mucha sensibilidad. Aparte de tener talento extraordinario. Del caso de Vallejo, de Oquendo de Amat, Arguedas, Mariátegui, y otros, lo más sustancial es la vivencia que han tenido. Han formado no sola-mente artistas, sino hombres de pensamiento, hombres de acción. Eso es lo más importante y para nosotros su vida es un ejemplo a seguir, a imitar.
La situación crítica en los ámbitos político, económico y social que viene afrontando nuestro país sucede porque todas las medidas o acciones se toman pensando en grupos minúsculos que se enriquecen a costa de la pobreza y sufrimiento de las mayorías, ¿Qué opina al respecto?
BP: Toda la mala situación económica, todo está simple-mente para favorecer a unos cuantos. Los planes de gobierno, sea cualquiera que fuera su partido o posición, todo está en base a acaparar riqueza para unos cuantos, en desmedro de la gran masa que es el pueblo. Se ve una explotación, una miseria cada vez más aguda.
¿Qué piensa de la pintura o arte abstracto?
BP: Lo llamamos el arte oficial, el arte moderno, evasivo, es lo que quiere el imperialismo, quiere que el pintor viva en una torre de marfil, en su mundo, en su ego. Y hay algunos buenos pintores que aceptan eso. No todo lo abstracto es malo técnicamente. A veces uno por ser sectario y decir que el arte abstracto es malo. No es malo -técnicamente-, kandinsky tiene una técnica muy buena, es considerado maestro mundial. Szyszlo y Tilsa Tsuchiya son pintores abstractos locales. El arte abstracto es de una élite, de pintores que se dedican exclusivamente a una cuestión de provecho muy particular, muy propio. Y su visión, casualmente, es “chata” porque no amplían su horizonte. Técnicamente, como digo, hay pintores que son rescatables, pero también hay pintores malos que siguen solamente la corriente. Y nosotros de eso rescatamos solamente la cuestión técnica, pero no nos interesa lo que ellos pintan. A nosotros nos pueden servir ciertos elementos que ellos utilizan, el color, cierta forma tal vez, pero es mínimo. Más nos interesa un Rembrandt, un Van Gogh, un Miguel Ángel.
¿Qué opinión le merecen los artistas oportunistas que trafican con el arte?
BP: De eso hay bastante en el mercado, porque el arte en nuestro país se ha hecho mercado, y el pintor tiene que hacerse como un empresario para vender su producto y buscar a alguien para que se lo financie. Puede hacer publicidad, bienvenida sea; hay pintores que trafican con eso. Y son los que generalmente llenan las galerías comerciales, todos los medios de publicidad, periódicos, radios, televisión, etcétera.
Esa situación de los artistas que llamamos oportunistas, ¿a qué factores se debe? ¿Ellos se dejan llevar por la corriente, básicamente por el aspecto económico o por una falta de formación teórica popular?
BP: Yo creo que ambas cosas, porque la burguesía como tal, ya lo decían desde hace tiempo, tiene sus encantos, entonces la gran mayoría de los artistas en este medio se dejan absorber por ese encanto. ¿Qué tipo de encanto? Primeramente la publicidad: el artista tiene la posibilidad de salir en todos los periódicos, las revistas, la televisión, etcétera. Las becas: son los que ganan los premios y son los que tienen las mejores galerías y compradores. Entonces es fácil para un pintor que haya nacido en el seno del pueblo optar por eso porque es lo más fácil. Y eso le va a dar una oportunidad de tener un carro moderno, una buena casa, un departamento, viajes al exterior, y ser considerado un “verdadero” artista. Eso es parte de las opciones del pintor, que se deja absorber.
Dada la temática de sus pinturas, más adelante, ¿no se animaría a hacer murales, como Diego Rivera, por ejemplo?
BP: Hemos tenido oportunidad de hacer murales, hemos hecho murales. Nosotros quisiéramos hacer murales, en las universidades, en fábricas. Lo he hecho en fábricas y en algunas universidades. Y como parte de mi trabajo, hice un mural en el Rímac, en la asociación Don Bosco, pero eso fue por una cuestión más que todo económica. Pero lo que hace falta acá es el incentivo. En México se dio la gran revolución pictórica, muralista, con tres grandes maestros: Diego Rivera, Siqueiros y Orozco, porque había un gobierno que tuvo un ministro Vasconcelos, que se interesó por el arte, amante de la cultura de su pueblo y dio oportunidad a estos pintores y a otros muchos para que vayan a conocer a su pue-blo y vengan. Y determinó que cada edificio público tuviera una pared para hacer murales, entonces, los pintores de esa época tuvieron posibilidad de hacerlo porque se les pagaba algo, se les daba los materiales y todavía un incentivo. Acá en nuestro país no tenemos ninguna de esas tres posibilidades. Porque no nos dan incentivos, no hay paredes, y aparte ¿quién nos va a costear los pasajes para viajar dentro del país? Lo hacemos a nivel personal, en grupo, muy escasamente, y ojalá se pudiera dar mucho más.
Fuera de esta entrevista nos manifestó que tenía sus obras afianzadas en la corriente realista, pero siempre vemos algo que ya pasó, algo real. ¿No cree que podría pintar las aspiraciones actuales de las clases desposeídas o de transmitir que los objetivos comunes y colectivos son alcanzables y motivar al pueblo, para que con decisión se lance a alcanzar ello?
BP: El pintor tiene esa gran obligación de transmitir esos anhelos, y creo que sí hay una gran tarea que nos tocó a todos nosotros como pintores: intuir la marcha del pueblo, intuir hacia dónde va; hasta cierta medida, buscar las alternativas que pueda tomar el pueblo. Es una gran tarea y nosotros vamos a ir asumiendo esto en los años que vienen.
¿Dentro de la forma de expresarse ha utilizado la sátira? Si no, ¿Piensa hacerlo y por qué lo haría?
BP: Pienso hacerlo, no lo he hecho, no soy un caricaturista, no soy un pintor que utiliza la sátira, pero sí esta dentro de mis planes en este año y en los años que vienen. Satirizar como una denuncia de todo: la corrupción tanto a nivel judicial, tanto a nivel congresal, etcétera, y también toda la burocracia que hay.
¿Es cierto que el trauma de nuestra identidad es un complejo de inferioridad que cargamos sobre nuestras espaldas, un complejo de inferioridad y servilismo que cargamos desde 1532?
BP: No estoy de acuerdo con eso del complejo de inferioridad, lo que existe realmente es producto del sistema en que vivimos y donde no se da posibilidades al verdadero hombre del pueblo para que pueda desarrollarse. Yo creo que es eso, la falta de oportunidades, falta de espacios, falta de muchas cosas. Porque si uno ve en la realidad, casos de hijos de campesinos, que son sacados de muy pequeños, y son criados con más posibilidades, los niños vuelcan todo su temperamento, su sensibilidad y, sobre todo, su inteligencia y desarrollan más esta inteligencia con capacidad de realizar muchas cosas. Sólo que a la gran mayoría les falta oportunidades. Y ahí está el caso de Vallejo, o Mariátegui, que no tuvieron educación académica. Entonces, es cuestión de oportunidades para alcanzar ese desarrollo. Y no es de complejos, sino de falta de oportunidades.
Quisiera que usted nos hiciera una reflexión sobre una cita de José Carlos Mariátegui. Dice: "La burguesía es fuerte y opresora no sólo porque detenta el capital sino porque también detenta la cultura. La cultura es el mayor gendarme del viejo régimen". Ahí hay un desafío a los intelectuales progresistas de hacer una brega ideológica, de formarse y combatir toda esta justificación que es la historia del Perú. ¿Qué reflexión le merece todo esto?
BP: Eso es lo que hablamos sobre que a nuestro pueblo se le dé cultura, posibilidades, para educarse, ser más culto, ya que un pueblo culto es libre de pensar, de accionar. Y JCM tiene razón cuando dice que el poder de la burguesía no solamente radica en la cuestión económica, sino también en lo cultural, y parte de eso son los pinto-res abstractos que tienen todas las posibilidades para seguir exponiendo, mientras que a un pintor popular no se le da, o son poquísimas las tribunas que le dan para exponer. Nosotros tenemos que buscar mucho para exponer nuestra pintura tanto en galerías, en medios periodísticos, como en otros sitios. Pero poco a poco estamos abriendo espacios y queremos abrir espacios todo lo que sea posible.
Dentro de la mal llamada globalización, que en realidad es imperialismo, hay quienes afirman que el artista popular debe proyectarse en esa dirección para no ser desfasado. ¿Qué opina al respecto?
BP: Es una lucha continua que se da, ya que si uno es consciente de lo que sucede en nuestro medio, yo creo que no hay ni vuelta que darle, solo queda luchar en contra de eso; si no, ¿dónde está nuestro ideal, nuestra actitud? De lo contrario, caeríamos en un oportunismo estúpido.
Hemos observado en sus cuadros las figuras de José María Arguedas, de Vallejo. ¿Por qué suele dibujarlos a ellos? ¿Por qué no más a sus ideas, a las propuestas, a los planteamientos que ellos nos han dado?
BP: Como lo dije hace un rato, hay que hacerlo. Nosotros empezamos a retomar esto después de mucho tiempo, anteriormente muy poco se ha pintado a Arguedas, a José Carlos Mariátegui, no creo que haya un óleo del poeta Gonzalo Rose o el poeta Carlos Oquendo de Amat o algunos de Vallejo, que son escasísimos. Entonces nosotros estamos retomando esa tarea muy ardua y creo que ahora ya existen más de 10 versiones, 10 pinturas de JCM, igual de Arguedas, ya los pintores se están atreviendo a hacerlo. Algunos, en imágenes solamente, otros tal vez en su pensamiento, pero sigue existiendo el reto y tenemos que cumplirlo.
La justicia y el bienestar para todos es imposible de alcanzar en el actual sistema económico político, habría que alcanzar una nueva organización económica que responda justamente a los sectores populares. ¿Cómo ve esta situación?
BP: El logro de nuestro pueblo es en la medida en que políticamente empiece a madurar, comience a manejar sus propias fuerzas. Porque no olvidemos que la cultura solamente es parte de la superestructura; entonces, si hay un movimiento estructural, esto se va a revertir. Entonces, si nuestro pueblo toma conciencia, o en la medida en que vaya tomando conciencia, vaya avanzando políticamente, entonces la cultura puede ir también avanzando y dando planteamientos para ese avance.
Para que nos especifique, ¿cuál es el contexto socioeconómico en el que se desenvuelve, cuáles son las trabas que encuentra como artista popular?
BP: Lo hemos conversado y creo que como pintores no asociados, no tenemos ningún tipo de sindicato ni ninguna institución, somos trabaja-dores independientes. En cuanto a las trabas, las que pone el sistema a un pintor popular, a un trabajador del arte.
Como artista popular, ¿qué mensaje le daría a los jóvenes que van a leer sus declaraciones?
BP: Me gustaría que vean los trabajos que venimos haciendo. El mensaje es que observen su mundo, de dónde son ellos, su alrededor, su realidad, y a partir de ahí edifiquen su pintura o el arte que quieran hacer. Pero primero que tomen conciencia de lo que ellos son y después que estudien mucho porque el pintor debe abarcar todas las capacidades, todo lo que sea posible en cuanto a cultura.
Una última pregunta. ¿Cuál es la intención de su obra? ¿Educar, denunciar, guiar, transmitir sus ideas, de un colectivo, en específico? ¿Cuál es la intención que usted se ha propuesto como artista popular?
BP: Un objetivo concreto es el cariño que uno tiene a nuestro pueblo, la identificación. De ahí viene si es denuncia, si es afirmación, si es también lucha; es el objetivo principal.
Le agradecemos por la entrevista y saludamos el trabajo que realiza.
BP: Gracias a ustedes por la posibilidad que me dan de llegar a otros sectores del pueblo a través de las páginas de Resplandores. Tener el coraje de llegar a ser algún día un verdadero pintor popular, es mi mayor deseo.
Fuente: Revista Resplandores N° 1, 2007, Lima - Perú.
Web de Bruno Portuguez
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2 comentarios:
Excelente entrevista, saludos y muy hermosos cuadros
es genial
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